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[Historias de 2022] Objetivo: Wembanyama

[Historias de 2022] Objetivo: Wembanyama

Será el número 1 del draft 2023. Un francés de 2.22 m. que puede marcar el futuro de la NBA. Analizamos cómo la influencia de su figura y cómo puede condicionar y afectar el desarrollo del curso 2022/2023

Durante la temporada 2002/03, la gran historia NBA estaba sucediendo fuera de la propia NBA. Mientras la liga seguía su curso con total normalidad, la mayoría de ojos estaban puestos en un chico de high school en Ohio. Periodistas, entrenadores, ejecutivos, ojeadores y hasta el fan promedio siguieron la campaña de St. Vincent – St. Mary como si de un equipo profesional se tratara. El motivo, LeBron Raymone James Sr. La llegada de The Chosen One a la liga era la de mayor expectativa que se recuerda en la era moderna. Al menos hasta este año.

Si 2003 fue el año pre-LeBron, 2023 será el año pre-Victor Wembanyama. La joya de la corona del próximo draft, previsto como primera elección por todos los expertos, es la gran esperanza francesa. Un interior de 219 centímetros con envergadura de 234, capaz de eclipsar la pintura en defensa y de anotar siete triples en ataque. Domina todos los registros, conduce el balón como un base, tira como un alero anotador y defiende a todas las posiciones con coordinación, agilidad y verticalidad. Nunca hemos visto nada así, ni nosotros, ni las franquicias.

El efecto que va a tener en la NBA incluso antes de debutar es solo comparable a LeBron. Equipos van a dejar de competir solo por la oportunidad de hacerse con los servicios de Wembanyama. El tanking, el arte de perder partidos para tener una mejor posición en el draft llegará a su máximo esplendor. Por suerte, la NBA lleva tiempo preparada para achicar los efectos de esta pandemia: en los últimos años ha mejorado el sistema de la lotería con el objetivo de minimizar los daños. ¿Cómo funciona? Está trabajado al detalle.

Como peor quede una franquicia en la temporada regular, más opciones tiene de elegir en la primera posición en el siguiente draft. Como peor resultado, mejores posibilidades de tener una elección más alta. Todos los equipos que quedan fuera de los playoffs, los 14, forman parte del sorteo con porcentajes descendiendo del primero hasta el décimo cuarto. El equipo con peor récord tiene un 14% de elegir primero y por encima de un 12% de tener una elección top-4. Pero desde hace unos años, el sistema ha mejorado.

Desde 2019, con los últimos cambios aplicados, los tres peores equipos tienen las mismas opciones de conseguir el primer pick y hasta cinco franquicias están por encima del 10%. En casos como este año, donde el objetivo es única y exclusivamente elegir primero, con Victor Wembanyama esperando como el gran premio, la diferencia entre ser el peor o uno de los cuatro peores no es tan alta, por lo que no deberíamos volver a ver temporadas de 70 derrotas o más.

En mente tenemos el recuerdo de los Sixers del proceso. En tres temporadas consecutivas ganaron 19, 18 y 10 partidos en el esfuerzo más bochornoso por reconstruir una plantilla. Las tres elecciones, Joel Embiid, Ben Simmons y Markelle Fultz. En el equipo solo sigue Embiid y a día de hoy siguen sin haber superado una segunda ronda de playoffs. Entonces, ¿Funciona el tanking para empezar un proyecto nuevo? No, no siempre. Es más, pocos son los casos donde un pick soluciona la crisis de una franquicia y mucho menos ahora.

Desde que se instauró el nuevo formato en 2019, el equipo con peor récord todavía no ha ganado la lotería para hacerse con la primera elección. Dos veces el equipo con el segundo peor récord se llevó el premio gordo, en otra fue el tercero y en 2019 fueron los Pelicans quienes pudieron elegir a Zion Williamson pese a ser el séptimo equipo con más opciones. Es, literalmente, una lotería y hasta el equipo con peor récord tiene un 86% de opciones de no conseguir a Wembanyama.

Hay más nombres que el del francés en el próximo draft. Scoot Henderson es un base que puede tener potencial All NBA por una década y los que siguen el baloncesto universitario coinciden en que puede ser una grandísima camada, pero el objetivo de un tanking tan agresivo como el que se va a plantear esta temporada responde a un nombre y solo un nombre: Wembanyama.

Y aun así, Victor no te asegura la gloria, o al menos eso es lo que la historia demuestra. Desde 1992, en los últimos 30 drafts ha habido 150 jugadores que han sido elegidos en el top-5. De todos ellos, solo seis han conseguido ganar el anillo con la franquicia que les drafteó sin haber sido antes traspasado (como LeBron James o Jason Kidd). Y de los seis, únicamente cuatro eran titulares e importantes en sus equipos: Tim Duncan, Dwayne Wade, Tristan Thompson y Kyrie Irving (los otros dos son Darko Milicic y James Wiseman).

Es cierto que hay 25 que todavía pueden añadirse a esa lista, como Jayson Tatum o Ja Morant, pero no es una cifra optimista. Además, hay que tener en cuenta el entorno de cada uno de ellos: tanto Wade como Kyrie y Tristan Thompson necesitaron tener a su lado a un jugador considerado top-10 en la historia del baloncesto. En el caso de Wade fueron Shaquille O’Neal y LeBron; en el de Kyrie y Tristan otra vez James. Duncan fue el único que no necesitó tanta ayuda.

Y es que la NBA actual exige equipos repletos de talento. De los máximos candidatos a draftear a Wembanyama, ninguno puede asegurar a corto plazo que puedan tener una pareja de baile del nivel de Shaq, Duncan o LeBron James para el francés. Houston, Oklahoma y Orlando llevan varios años en la parte baja, Utah e Indiana acaban de desmontar el proyecto y traspasar a todos sus referentes y los Spurs son nuevos en el arte de tankear. Nadie tiene una estrella, al menos a día de hoy. ¿Cómo se consigue uno si no es vía draft?

Desde 2000, el MVP de las finales de la NBA ha llegado casi siempre vía traspaso o agencia libre. Las estrellas ya no se cultivan como antes: Steph Curry es una excepción, una anormalidad. La imperiosa necesidad de ganar ya evita que los equipos se den el lujo de trabajar en proyectos a largo plazo y solo piensen en el ya a la hora de competir. Por eso once de los MVP llegaron en la agencia libre (incluyendo las cuatro veces de LeBron James), otros cuatro fueron traspasados (el último es Kawhi Leonard) y solo ocho llegaron vía draft.

Lo curioso es que hubo más jugadores elegidos fuera del top-5 (Curry, Giannis, Nowitzki, Pierce y Tony Parker), que es el objetivo del tanking, que entre los cinco primeros (Duncan dos veces y Wade). Lo que demuestra dos cosas: la primera, es mejor saber encontrar talento que elegir siempre top-5. Y lo segundo, que salvo jugadores de leyenda, el draft en los últimos años ha servido para apuntalar un equipo, para conseguir esas piezas complementarias más que para elegir a tu líder y MVP. No se puede considerar el draft como la manera más rápida o eficiente de crear un proyecto nuevo.

Hay otros factores a tener en cuenta como la necesidad de una franquicia por ganar, la impaciencia de la afición el tamaño del mercado en el que juegan o el bolsillo del propietario. Pero tras lo mostrado por Victor Wembanyama en Las Vegas, es lógico que los equipos se planteen lanzar una temporada a la basura por él. La duda es si el premio al final es tan grande como parece.

 

 

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