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El corazón de los Celtics está en la defensa: El plan maestro para ganar el Game 1 de las Finales

El corazón de los Celtics está en la defensa: El plan maestro para ganar el Game 1 de las Finales

Durante toda la temporada 2023-24 una muletilla se ha repetido hasta la saciedad con respecto a los Boston Celtics. En esencia, la frase venía a decir que si bien eran un gran equipo ofensivo, en defensa dejaban bastante que desear, que una vez llegase el gran escenario iba a pesar más su condición de equipo de ataque. Bastaron 12 minutos (o menos en realidad) del Game 1 de las Finales NBA 2024 para comprobar que el conjunto verde podía ser igual devastador en un lado del campo que en el otro. Los hombres de Joe Mazzulla asfixiaron por completo a Dallas Mavericks hasta el punto de cortar toda la red de asistencias, pases y fluidez de balón que les había llevado hasta ese punto.

Hay que remontarse a la edición de 2007 con Cleveland Cavaliers ante los San Antonio Spurs para dar con un dato igual de negativo al registrado por los Mavs en su estreno. Un hecho que marcó un partido controlado de principio a fin por los verdes, incluso en el breve tramo donde la remontada pareció real. Nada más lejos de la realidad. Un pequeño impasse en el que el rival rompió su techo ofensivo como una reacción contenida tras tanto tiempo golpeándose una y otra vez contra un muro.

La presentación de los Celtics en las Finales fue una demostración de su poderío en su pleno esplendor. Una exuberante exhibición de recursos, ajustes, determinación y preparación que durante 48 minutos llevó a Dallas a cuestionarse el sentido de su propio sistema ofensivo.

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El efecto Kristaps Porzingis

Más de un mes después de su último partido Kristaps Porzingis regresó a las canchas, dejando atrás una lesión muscular que hizo ponerse en lo peor a los Celtics. No solo por lo evidente, que su ausencia les iba a hacer peores, sino porque perdían, quizá, al eslabón más importante de su sistema defensivo. El tamaño, versatilidad y largura del letón le convierten en una figura crucial para los verdes y el retorno a las pistas en este Game 1 fue la mejor prueba de ello.

En los 21 minutos que Porzingis estuvo sobre el parqué los Celtics registraron un 85 de ratio defensivo, el segundo mejor del equipo, solo superado por un inesperado Sam Hauser (71,4 en 16 minutos). De hecho, el ex del CB Sevilla fue el gran responsable del cambio de tendencia en el partido en el ecuador del primer cuarto. Sus puntos fueron gasolina, pero nada de ello habría sido posible sin un trabajo previo atrás, donde la protección del aro, el contacto y la compenetración en las ayudas puso a Boston en el camino hacia la victoria.

Un aspecto fundamental en el trabajo defensivo de Porzingis fue su determinación en la pintura, concediendo apenas un 40% en los tiros que se vio involucrado en el aro y zona restringida:

Aunque la parte más valiosa del impacto atrás del letón para el contexto de los Celtics fue la manera que aguantó en los supuestos mismatches exteriores frente a gente como Doncic, Irving o Washington. Y es que en acciones de lanzamiento desde el triple, Porzingis logró limitar a sus emparejamientos a un 26,6% de acierto, punteando 15 lanzamientos de jugadores de los Mavericks.

White, Holiday, Hauser y el muro exterior de Boston

Joe Mazzulla tenía clara una cosa cuando estaba preparando el partido ante los Mavericks: la fuerza ofensiva de estos residía en su capacidad para pisar pintura y distribuir balones. Dallas había cimentado su camino a las Finales a través de dos manejadores con un desborde mayúsculo que potenciaba que el resto de compañeros sumase en ataque gracias a esa primera ventaja generada. Por eso mismo cortar de raíz la fuente que nutría a esos secundarios podía ser la mejor vía para llevarse el primer partido.

Sin embargo, la tarea no era fácil.

A una dupla ofensiva como la de Doncic e Irving no se les puede parar, solo aspirar a que no estén cómodos. Esa incomodidad, con fortuna y buen hacer, puede derivar en frustración y ahí es donde los Celtics querían llegar. Aumentar el nivel físico sin caer en el juego de faltas, entrar en las manos de las estrellas y conseguir así llevarles hacia un muro alrededor de la pintura. Boston apostó por un trío de exteriores con la determinación por llevar la voz cantante atrás.

Derrick White, Jrue Holiday y Sam Hauser dieron una clase magistral de defensa individual, de resistencia, así como de estudio del rival y sus tendencias. Los exteriores verdes sabían perfectamente hacia dónde irían sus marcas en cada uno de sus ataques, a lo cual sumar una conexión total del resto de la línea defensiva para saltar en busca de cualquier balón dividido.

Estos son solo algunos ejemplos de la presión a la que sometieron a Kyrie y Doncic en el Game 1:

De hecho, Mazzulla cuando más riesgo había de que el rival remontase sorprendió poniendo sobre la cancha de manera simultánea a Pritchard, White y Holiday. Un trío que en los 5 minutos totales que pasaron juntos registraron un ratio defensivo de 77,8 y un +12,2 de net rating.

Una decisión que marcó el devenir del duelo y que pilló por sorpresa a los Mavs, que no esperaban una agresividad sobre el cambio así con los guards de Boston.

La apuesta firme por el switching

El pasado 3 de junio Al Horford cumplió 38 años, lo que junto con los 30 minutos que disputó en este primer partido se convirtió en el primer jugador desde Tim Duncan (2014) en pasar tanto tiempo sobre la cancha a esa edad en plenas Finales. Y si uno no supiera la edad que luce en el pasaporte del dominicano nadie lo hubiera dicho al verle defender en cambio. El switching ha sido una de las señas de identidad de los Celtics desde que Udoka llegó al cargo, algo que Mazzulla ha llevado mucho más lejos gracias a un mejor personal para ello. Lo que no ha variado lo más mínimo es el impacto y entrega de Al Horford que reduce al mínimo cualquier desajuste.

Al mismo tiempo, Doncic e Irving son dos armas de destrucción en cambio, dos jugadores capaces de castigar un switch al instante y conseguir anotar de cualquier manera.

Con esa tendencia jugó un Mazzulla que les puso un caramelo a ambas estrellas delante y las dos cayeron en las redes de Al Horford.

Todo lo que sufrió el veterano interior en el aro lo corrigió en las situaciones de defensa individual exterior, manteniendo el tipo y sin verse afectado por los cambios ante rivales más rápidos y explosivos que él.

El riesgo de esta defensa era grande. Un par de aciertos de Doncic o Irving y las dudas habrían sido legítimas, pero la clave de una estrategia y un plan es seguirlo a ciegas independientemente de los primeros resultados que pueda dar, más en un partido así. El análisis reposado y previo siempre tendrá más valor que una lectura en caliente, donde solo el instinto habla. Los verdes, pese a que Luka conseguía tiros cómodos, siguieron fieles a esa apuesta por el cambio.

¿Por qué? Porque al cambiar en los bloqueos la ventaja que los Mavs podrían sacar de una división o una pantalla y continuación quedaba desactivada. El ritmo se ralentizaba para Dallas, las ayudas de los Celtics entraban en juego y todo el castillo de naipes de los Mavs, sin el acierto de su lado, se cayó de la manera más evidente y visual posible.

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