EUROLIGAEstás viendo//Kevin Punter: recuperamos nuestra charla con él para conocer mejor al ídolo del Partizan
Kevin Punter: recuperamos nuestra charla con él para conocer mejor al ídolo del Partizan

Kevin Punter: recuperamos nuestra charla con él para conocer mejor al ídolo del Partizan

¿Qué lleva a un tipo al fin consolidado en la Euroliga a dar un paso atrás en la edad crítica de los 28 años y firmar un contrato bienal con un equipo de Eurocup? Kevin Punter lleva toda la vida teniendo que demostrar. Pasó desapercibido como joven, llegó por la puerta de atrás a la NCAA y, una vez ahí, tomó la decisión que le hace ser hoy rutilante estrella en Europa. He aquí la historia del hombre al que Zeljko Obradovic convenció el pasado verano para agitar, donde nadie esperaba, el mercado del Viejo Continente.

(entrevista publicada originalmente en Gigantes en febrero de 2022)

Eres del Bronx, ¿siempre hubo baloncesto?

Kevin Punter: Sí, allí es algo casi impuesto. En mi caso estaba rodeado, con una pista en mi edificio. Mi padre creció jugando también, así que de algún modo era lo que tocaba, sí. Mi vida allí era buena, claro que pasé tiempo en alguna zona complicada, pero mis padres me cuidaron. Tengo buenos recuerdos.

¿Qué se importa del ‘playground’ al baloncesto profesional?

El jugar duro ante todo. Allí hay que ser duro. Siempre traté de ser el mejor jugador posible y básicamente ese es el camino para conseguirlo. No puedes llegar a tu techo sin tener la mentalidad necesaria para afrontar las dificultades.

¿Y qué hay que evitar de lo que allí se aprende?

Kevin Punter: Hay mucho baloncesto malo, incluso sucio, cuando juegas en la calle. El juego allí no es bueno, es… ya sabes, ‘streetball’. Es la parte que hay que evitar importar al profesionalismo, también en cuanto a mentalidad. Pero en cuanto a dureza, ayuda mucho.

Sin ofertas de becas en grandes universidades hasta última hora, luego no drafteado… Lo tuyo es demostrar.

Kevin Punter: Así es. Siempre he tenido que ir probándome, retándome, desde que era muy joven. Siempre hubo retos ante los que mostrar mi capacidad. En cada nivel que afrontaba. Y así asumo mi carrera, desde que era un ‘rookie’ hasta ahora. Seguir probándome más y más. Esto es algo que no sabe mucha gente, que me ve ahora y me conoce pero no sabe todo ese trasfondo. De dónde vengo y quién era no les preocupa. Por eso sigo apretando cada día para intentar llegar al máximo nivel.

Hablemos de ética de trabajo. ¿Cómo es eso de que llegaste a entrenar con una fractura en el pie?

Kevin Punter: Sí. Quien me conoce sabe el tiempo que paso trabajando. Soy una rata de gimnasio. Me encanta entrenar, trabajar. Amo el baloncesto y paso mucho tiempo buscando mejorar. De modo que en mi año sénior en Tennessee quizá me pasé, tanto como para acabar rompiéndome el pie a final de temporada. Lo que no se sabe es que sabía que mi pie iba a peor desde antes. No dije nada, y debería haberlo hecho. Pero bueno, no lo hice y seguí jugando hasta un partido contra Kentucky. Me dolía mucho antes, y tuve la sensación de que no podría acabarlo. Así fue. Cuando desperté al día siguiente no podía apoyarlo. En ese momento supe que mi carrera NCAA había acabado. Hicimos radiografía y resonancia y claro, estaba roto. Eso fue lo que pasó.

Antes tuviste que cambiar al completo tu mecánica de tiro.

Kevin Punter: Fue la decisión más complicada que he tenido que afrontar. En esa segunda temporada en Tennessee llegó un nuevo entrenador, Rick Barnes. Lo primero que me dijo es que si quería ser profesional, tenía que cambiar mi mecánica. Tirar más rápido. Me desmoroné. ¿Cómo iba a ser capaz ya en ese momento de cambiarlo completamente? Pero así fue. Ahora mucha gente no me cree cuando les enseño algún vídeo y me ven tirando. Aquello… reconozco que de primeras no quería hacerlo, pero es cierto que me hizo mucho mejor. Estuvimos desde finales de mayo hasta octubre con ese proceso. En esos meses no hice suspensiones, no tiré triples o desde la media distancia. Todo fue centrado en la mecánica con ejercicios analíticos.

Llevas años creciendo, haciéndote más y más importante. Solo hay un lunar en Olympiacos. Es curioso ver ahora que fuiste cortado hace dos años. ¿Qué pasó?

Kevin Punter: La verdad, no lo sé. Fue la marcha de David Blatt. Si se hubiera quedado no habría pasado. Pero cuando él tuvo que dejar el equipo, todo fue un caos. Y bueno, soy de los que piensa que todo sucede por alguna razón, y que entiende que el negocio del baloncesto es como es. Él apostó por mí y acabó marchándose. Y todos sabemos lo que pasa cuando un entrenador te lleva a un equipo y luego se va. Eso es lo que sucedió.

 

Un chascarrillo corre este curso entre los aficionados del Partizan, agradecidos a uno de sus villanos. Nebojsa Covic, presidente del Estrella Roja, fue clave en la obtención del pasaporte serbio de Punter hace dos temporadas. Ahora, los partisanos se aprovechan de él en la Liga Adriática. La broma emana del inesperado ‘favor’ del directivo a su rival.

Tras Olympiacos llegas a Estrella Roja. Ahora, Partizan. ¿Cuánta gente te dijo que no dieras el paso?

(prolongado silencio mientras sonríe) Sé que es algo que se supone que no debes hacer. Antes de que me llamara el Partizan lo sabía. Cuando llegó la opción, todo lo que escuchaba era que no lo hiciera. Vale. Pero ahora, rebobinando, me veo en una posición en la que estaba a punto de hacerlo… y lo hice. Así pasan las cosas.

¿Qué te lleva a dejar de ser la estrella de un aspirante a Euroliga a jugar en Eurocup?

Para ser sincero, hice lo que quise. Esto es un negocio, así lo veo, en el sentido de que nadie controla lo que hago. Muchos dicen que debería estar en la Euroliga, que tendría que hacer esto o aquello. Pero hago lo que quiero, y quería venir al Partizan. No tenía que hacerlo, quería hacerlo. Nadie me obligó. Muchos tendrán su opinión sobre por qué, pero la mayoría no sabrán la historia de lo que pasó. Yo no tenía la obligación de hacer nada. ¿Podía haber vuelto a Milán? Claro. Pero hice lo que quise, algo diferente, un reto. A la gente no le gustan los retos, ven otras empresas y piensan que será duro o que habrá mucha presión.  No me preocupa. Lo cogí en su momento y dije ‘quiero hacerlo’. Así lo veo.

¿Pero fue difícil?

Desde luego, porque todos me hablaban de Euroliga y Euroliga. Así que llevarle la contraria no puedo decir que fuera fácil, claro. También porque era un paso crucial, extremadamente importante a los 28 años. Tuve que poner la vida en perspectiva, entender que tenía el control y que no debía tener miedo de tomar una decisión que mucha gente no tomaría en mi lugar. Que no importaba lo que dijeran. Para ser sincero, muchos otros jugadores de Europa me han dicho que respetan lo que hice, y eso me hace sentirme bien sobre que tomé la decisión correcta. De hecho, los que opinan que me equivoqué mayormente no han jugado, y no me preocupan demasiado esas opiniones. Estoy bien, feliz. Ya está.

¿Trabajar con Obradovic es un reto en sí mismo?

Todo el mundo lo sabe. Ya he jugado para dos entrenadores serbios, así que sé un poco lo que hay. No diría que es un reto, así con palabras grandilocuentes… Simplemente creo que buscan ser grandes. Eso es lo que veo, nada más. Que quieren ganar, hacer el mejor baloncesto como equipo y mejorar a sus jugadores al máximo. Y me gusta.

¿La NBA entra en los planes?

Siempre es una meta. Pero tengo claro que no voy a poner en peligro mi carrera en Europa para ir allí y estar en un banquillo. Para eso, prefiero seguir aquí haciendo lo que hago.

Hablemos un poco del ‘cluth time’. Se nota que te gusta. Que le pregunten al Joventut, meter un tiro así en la Sala Pionir debe ser especial.

¡Me encanta! Son momentos especiales. Y aquí el ambiente es alucinante. Acepto ese reto, me divierto. Y dedico mucho tiempo a estar listo. Así que cuando llegan momentos como ese, desde luego que quiero intentar vivirlos al máximo.

¿Haces algún trabajo especial para ello?

Hago visualización. No específicamente antes de un partido, pero sí cuando estoy viendo otros. Me gusta ver determinadas situaciones, o a algunos jugadores concretos, cómo se manejan ahí. Cuando trabajo en verano me gusta imaginarme haciéndolo en un partido. Ya sabes, cuando eres pequeño cuentas mentalmente desde 5 hasta 1 y tiras algo al cubo de la basura. He hecho muchas cosas así … Pero es normal, soy un ‘yonki’ del baloncesto (risas).

¿Cómo te sientes cuando llega el momento?

Me noto muy calmado. Es algo que he aprendido, que entonces debo estar tranquilo. Así que trato de estarlo y simplemente jugar con la mayor normalidad posible.

¿Siempre fue así?

No, lo cierto es que no. Cuando jugaba de pequeño lo hacía nervioso, como muy ansioso. Pero cuando fui creciendo en el baloncesto conseguí calmarme. Lo que cada vez tengo más claro ese que según pasan los minutos en el reloj debo ir entrando en esa zona de calma, tranquilizarme de veras, liberar la presión y estar muy centrado.

 

Punter está cómodo en Belgrado. Se despide de Gigantes con el clásico saludo ortodoxo de los tres dedos y una sonrisa de oreja a oreja. Tomó una decisión de riesgo, pero tiene un plan y lo quiere cumplir.  

Has firmado dos años, ¿El reto es volver a una Final 4 de la Euroliga?

No pienso a muy largo plazo, así que la primera meta está claro que es la Eurocup. Esa es la primera Final 4. En eso estamos, ese es el objetivo: ganar la Eurocup y meternos en Euroliga. Y el año que viene, cuando estemos en Euroliga, mi objetivo será meternos en la Final 4. Pero hay que ir paso a paso. Cuando miras demasiado lejos, pierdes el foco. Así que, ¿quién sabe? Primero cumplamos con la primera meta y luego iremos a por la segunda. Así es como prefiero afrontarlo.

La canasta de Punter frente al Real Madrid

Foto: Sonia Canada/Getty Images

Deliza hacia abajoSigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos
Desliza hacia abajoSigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos
Cargando el siguiente contenidoEspera un momento por favor :)