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Golden State Warriors se queda sin playoffs: ¿el final de una era en San Francisco?

Golden State Warriors se queda sin playoffs: ¿el final de una era en San Francisco?

Perdieron en Sacramento y los Warriors se quedan sin entrar en la lucha por el anillo. Viene un verano de decisiones clave en Golden State.

Nunca un equipo que ha finalizado la temporada décimo había conseguido clasificar a playoffs en la era del play-in. Estuvieron varios cerca, pero siempre se quedaron a las puertas. Por eso, cuando los Warriors acabaron la temporada con el último billete a la repesca se abría un mar de dudas: ¿era este equipo capaz de lo imposible? Un conjunto que durante la temporada regular ha sido ligeramente superior al promedio, que no ha tenido momentos de brillantez más allá de Steph Curry y cuyos cinco jugadores más importantes acumulan 62 temporadas de experiencia en sus espaldas. No, no pudieron. Cayeron a las primeras de cambio en Sacramento, con los Kings vengándose por la primera ronda del año pasado y dejando la puerta abierta al final de algo histórico. Porque igual el de anoche fue el último partido del big-3 de Golden State juntos.

La derrota deja a los Warriors por primera vez sin playoffs con Curry y Klay sanos. Se perdieron la postemporada en 2020, con ambos lesionados, y otra vez en 2021 sin Thompson. Este año Steve Kerr ha tenido a los tres disponibles, con Draymond Green, y no ha conseguido una de las ocho plazas para luchar por el anillo en el Oeste. Una cosa es estar lejos de la cabeza, otra no poder luchar por el octavo lugar, y esa es la nueva realidad de Golden State. El año pasado fueron sextos, antes de caer en semifinales ante Los Angeles Lakers, y este han bajado hasta la décima. Y solo el destino ha querido que sean los Sacramento Kings de Mike Brown su verdugo. Derrotados por un estilo de juego que ellos mismos llevaron a la máxima expresión y al que no han podido responder en 2024. Han muerto por su propio veneno, para el que ya no tienen antídoto.

El de anoche ha podido ser el último intento de competir de un equipo que dominó la NBA por un lustro, que ganó un cuarto anillo en 2022 sabiendo resurgir del purgatorio de la mano de Steph, y que puede romperse este mismo verano. Porque ha llegado su final al menos como lo hemos conocido hasta la fecha, el final de la dinastía. Hemos podido ver su último baile en directo y no éramos conscientes de la posible despedida. Como el final de una estrella fugaz, un proceso lento que dura millones de años: se enfrió tanto que han pasado a ser invisibles en el panorama NBA actual. De la mano de Keegan Murray, de Keon Ellis, y de la venganza de Domas Sabonis y De’Aaron Fox, que podrán luchar por el octavo lugar contra New Orleans. Porque los Warriors de 2024 son historia, pero no más que los de la última década: 420 triunfos con Steph, Klay y Dray juntos, más otros 98 en playoffs. Un trío de leyenda.

La temporada del 73-9 es para siempre la mejor temporada regular nunca vista. No ganaron el anillo porque se encontraron con LeBron, pero enlazaron cuatro campañas seguidas promediando 66.2 victorias. Insólito es quedarse corto para un conjunto que revolucionó la NBA y que cambió por completo el juego de la mano de Steph, Klay y su sistema ofensivo. Juntos tuvieron un +3983 en pista (33,701 puntos anotados por 29,718 puntos recibidos) y se retiran con más anillos ganados que series perdidas en playoffs con los tres a las órdenes de Steve Kerr: las finales de 2016 y 2019, y el año pasado ante los Lakers. Un equipo para el recuerdo que puede pasar página en verano.

Verano clave en Golden State

Y a falta de solucionar el caso Chris Paul, quien tiene contrato no garantizado por valor de $30 millones, la gran pregunta es qué hacer con Klay Thompson. El escolta, con 34 años recién cumplidos, llega a la agencia libre y las negociaciones entre la franquicia y el jugador no han llegado todavía a buen puerto. Su 2024 ha sido irregular, como el resto de la franquicia, y Steve Kerr lo acabó mandando al banquillo como parte de los experimentos rotacionales que ha intentado todo el curso. Por primera vez en la era del big-3, uno de los tres salía desde el banquillo de forma rutinaria, algo impensable cualquier otra temporada. El tiempo pasa para todos, incluso las leyendas del deporte, y Klay Thompson no ha sido exento del castigo que es hacerse mayor en la vida.

Su partido ante los Kings es la prueba de ello, uno para olvidar. Falló los diez tiros que intentó, seis triples y cuatro desde dentro de la zona, para acabar con 0 puntos. Por primera vez desde su temporada rookie se quedó sin anotar un tiro de campo. Y pese a ello, Steve Kerr ya pidió el regreso del escolta. “Le necesitamos de vuelta, todavía tiene años buenos por delante. Y hablo por todos, le queremos de vuelta”. En la misma línea hablaba Draymond Green, la voz del vestuario: “No creo que haya ningún escenario en el que Klay se vaya, y siendo que es lo mejor para el equipo”. La lucha entre agente, gerencia y el equipo será importante, pero Golden State no puede seguir siendo la misma plantilla y querer competir por el anillo. 

Siga o no Klay, el proyecto sigue en pie. Primero porque mientras Steph Curry vista la camiseta de los Golden State Warriors, el equipo es capaz de cualquier cosa. Segundo, porque Steve Kerr renovó por dos temporadas más a razón de $17 millones al año, el contrato más alto de la historia de los banquillos NBA, para alinear el final de ambos con el verano de 2026. Incluso Draymond Green, con opción de jugador el año después, podría despedirse esa misma temporada. Pero hasta entonces, los Warriors tienen que seguir siendo capaces de competir, y la clave es mantener a sus jugadores jóvenes: Brandin Podziemski, Moses Moody y, sobre todo, Jonathan Kuminga. Con el inconveniente fiscal que este verano tienen que renovar a los dos últimos, sabiendo que salarialmente están con el agua al nivel del cuello, con todo lo que implica.

Superar el segundo límite salarial obliga a despedirse de rondas del draft, del mercado de buy-outs o incluso restringe mucho más la opción de hacer traspasos. La misión de rodear a Curry de jugadores capaces de hacerle pelear por el anillo pasa a ser mucho más complicada con la firma del nuevo convenio colectivo. Y cualquier hoja de ruta invita a cambios drásticos en la plantilla: cualquier modificación que no sea mover al 30 o al 23 es bienvenida ahora mismo. Porque en enero, tras irse derrotado ante los Pelicans en casa, Steph Curry pidió ayuda de manera pública, pero no hubo respuesta de la gerencia. Los gritos de socorro llegan desde la pista, en forma de resultados y el nivel del equipo, que no ha podido estar al nivel de su estrella.

El ciclo en la NBA

Caer era cuestión de tiempo. Los Warriors llevaban más tiempo sosteniéndose por la genialidad constante de Steph Curry y el nivel irreal de secundarios, como Andrew Wiggins o Jordan Poole, que por el trabajo bien hecho en los despachos. Y como la mayoría de sus dinastías, llegan a su fin de mala manera. Con un golpe, y no un título. Porque solo Michael Jordan en su segundo three-peat, o Bill Russell tras ganar once anillos pudieron retirarse arriba del todo; el resto de mega proyectos se rompieron, en su mayoría, tras una dura derrota. Como el binomio entre Kobe y Shaq, a principios de siglo, o los Jazz de John Stockton y Karl Malone, siempre a las puertas. Incluso los Spurs, campeones en 2014, alargaron a Tim Duncan, Manu Ginobili y Tony Parker, que acabó jugando un año en Charlotte. Es parte de la vida, y forma parte del ciclo de la competición NBA.

Hasta los proyectos de LeBron tuvieron un final, y ninguno con un título. Aceptar el final es tan importante desde fuera como desde dentro de la propia franquicia, que desde las finales de 2019 solo han tenido un buen año, y ganaron el anillo en ese 2022 mágico. El mayor enemigo de estos Warriors puede ser la creencia de que pueden seguir compitiendo, cuando se ha demostrado que no. Puede ser el ímpetu de Draymond Green o Steve Kerr de mantener a un Klay Thompson que pidió hasta hace poco tiempo un máximo salarial, puede ser la necesidad de mantener un big-3 que le ha dado todo a la franquicia. Puede ser el preferir proteger a tus jugadores que darle el último intento a Steph Curry de luchar por un quinto anillo, o simplemente, que por inoperancia no pueden hacer más en los despachos.

Pero hoy se acaba una época en la NBA, la de Golden State Warriors, y falta saber quién coge el testigo. Aunque por candidatos, entre estrellas y jugadores, no tendremos que preocuparnos porque sobran. 

 

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