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De los récords al debate sobre su contrato: el análisis de las primeras horas WNBA de Caitlin Clark

De los récords al debate sobre su contrato: el análisis de las primeras horas WNBA de Caitlin Clark

El fenómeno Cailtin Clark ha llegado a la WNBA para quedarse. La nueva jugadora de las Indiana Fever, que se encontraba disputando la final de la NCAA hace apenas 10 días, ha llevado consigo la locura al baloncesto profesional. Y eso que todavía no ha debutado. Tras batir multitud de récords dentro y fuera de la cancha a nivel universitario, apenas unas horas bastaron para tener el mismo efecto en su nueva casa.

Los récords del Draft

Si el Draft del 2004 reunió a una media de 601.000 espectadores para ver a Diana Taurasi ser elegida con el pick número 1, ESPN ha fulminado todos los registros en su edición de 2024. Dos décadas más tarde, 2.4 millones de espectadores se sentaron delante de su televisor para presenciar el aterrizaje de Clark. Una cifra que no solo es la más alta para un Draft de la WNBA, sino que también ha sido el evento de la liga (incluyendo Finales) más visto en las últimas dos décadas.

Al mismo tiempo que todos los ojos ponían su foco en Brooklyn, Indiana ya comenzaba a notar las consecuencias de la que iba a ser su nueva base. La franquicia recibió 17.000 peticiones para vivir en directo el Draft desde el Gainbridge Fieldhouse, pabellón de las Fever, donde se desató la euforia al escuchar a Cathy Engelbert, Comisionada WNBA, pronunciar en el primer pick el nombre de Caitlin Clark.

Según anunció el periodista Darren Rovell, Fanatics tardó una hora en agotar todas las existencias de las camisetas de Caitlin Clark de las tallas XS, M, L, XL y XXL. Tal fue la demanda, que la empresa ya anuncia en su página web que tardará incluso 4 meses en enviar las nuevas solicitudes. Michael Rublin, CEO de Fanatics, ha confirmado que la camiseta de las Fever con Clark a la espalda se ha convertido en la más vendida por la compañía durante la noche de cualquier Draft, incluyendo todos los deportes y competiciones que cubre la empresa.

El nuevo contrato con Nike

Todo este fenómeno también se ha traducido en nuevas ofertas para Clark. Tras acabar el contrato con Nike al término de su trayectoria universitaria, marcas como Adidas o Under Armour se han mostrado muy interesadas en convertir a la jugadora de Iowa en su nueva imagen. No obstante, según ha informado The Athletic, seguirá siendo Nike la que acompañe a Clark en su aventura profesional, pero con un acuerdo bien diferente al previo: sobre la mesa habrá más de 10 millones de dólares y una nueva línea de zapatillas, como ya sucediera con Sabrina Ionescu la temporada pasada.

El debate sobre su contrato

Todo lo comentado ha traído al primer plano el debate sobre el dinero de los contratos en la WNBA, incluso con comparaciones entre las escalas salariales de Clark y Wembanyama. El propio Joe Biden, aunque sin mencionar a nadie en concreto en sus comentarios, compartió estas palabras en su cuenta de X: «Las mujeres en el deporte continúan traspasando nuevos límites e inspirándonos a todos. Pero ahora estamos viendo que incluso si eres la mejor, las mujeres no reciben la parte que les corresponde. Es hora de que demos a nuestras hijas las mismas oportunidades que a nuestros hijos y garanticemos que las mujeres reciban el salario que merecen». Pero, ¿cuánto cobrará Caitlin Clark en la WNBA? ¿Y por qué tendrá ese salario?

Clark recibirá un total de 76.535 dólares por su primera temporada WNBA (4-5 meses) y su contrato tendrá una duración de 3 años, con una opción para la franquicia de ampliarlo una campaña más. Si esta situación se da, el salario de Clark en su cuarto año WNBA será de 97.582$ y el total en todo este periodo rondaría los 340.000 dólares. Si nos vamos a una visión más genérica, el salario máximo actual es de 241.984$ y el tope que puede llegar a recibir una jugadora ronda los 700.000, en caso de llevarse premios individuales y colaborar con la liga durante la postemporada en sus campañas de marketing.

Si bien este salario (y el resto) es bajo, más si cabe al ver lo que apunta a generar Clark en la WNBA, las razones de estas cifras tienen mucho que ver con el pasado de la competición y poco con su presente y futuro, como es lógico. A pesar de su significativo crecimiento en las temporadas más recientes, la liga (50 años más joven que la NBA, por lo que la mayoría de comparaciones carecen de utilidad) ha tenido que ir solventando numerosos problemas económicos hasta llegar a su actual realidad. Un camino en el que el año 2020 resultó decisivo, puesto que la firma del nuevo convenio colectivo trajo consigo multitud de mejoras para las jugadoras tanto en su día a día como en su escala salarial. No obstante, el crecimiento de la liga en este periodo ha creado un desequilibrio todavía mayor entre lo generado y lo compartido con las jugadoras, con voces autorizadas como Kelsey Plum haciendo público el problema (siempre centrado en %, nunca en cantidades totales).

Para hacernos una idea: la número #1 del Draft, bajo las reglas del anterior convenio, cobraba 54.511 dólares en 2019. Cinco años después, la cifra ha aumentado más de un 40% y se elevará en 2025 hasta los 78.831$. Durante este mismo periodo de tiempo, la WNBA ha doblado lo generado. Según las estimaciones de Bloomberg, la cifra estaría alrededor de los 200 millones de dólares en 2023, lo que dejó los salarios de las jugadoras en un % excesivamente bajo (en la NBA es de un 51% del total, aquí estaríamos hablando de un 9-10%). ¿A qué se debe esto? En el convenio de la WNBA, jugadoras y liga acordaron que recibirían un 50%… pero solo de la parte de ganancias que superaran ciertos objetivos económicos.

Todos estos desajustes provocados por el positivo crecimiento de la liga deberían tener una pronta solución. En este proceso, dos fechas brillan con especial importancia en el calendario. La primera es el 1 de noviembre de 2024. El momento en el que las jugadoras (o la WNBA) podrían salirse del actual convenio colectivo, cuya duración está fijada hasta el año 2027. Si así lo desean, y todo apunta a que así será, las jugadoras notificarán en ese momento la decisión de negociar un nuevo convenio y este llegará a su fin al término de la temporada 2025.

Además, el final de la campaña 2025 supondrá también el desenlace de los actuales contratos de TV de la competición, una fuente vital de ingresos de la WNBA. A día de hoy, lo recibido son unos 60 millones por temporada, pero las expectativas de Engelbert es que en el próximo acuerdo esta cifra se vea duplicada… como mínimo. De ahí la importancia de las dos próximas temporadas WNBA (con Golden State sumándose en 2025), cuyo devenir marcará el futuro de la competición durante la siguiente década.

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